Sigue abierto el debate sobre las balanzas

Se puede entender que Zapatero quiera cumplir con la palabra dada y atender algunas sugerencias o peticiones de algunas fuerzas minoritarias, concretamente una que se ubica en Cataluña, pero se hace preciso meditar y reflexionar con mucho tino, cuál va a ser el modo y el momento más adecuado para ello, sin que ello suponga ningún tipo de fisura interna, que pudiese poner en duda aspectos más importantes -en mi juicio- que el mero hecho de publicar las balanzas fiscales.
A pesar de que hemos oído hablar en innumerables ocasiones de lo que son las balanzas fiscales, aún no acabamos de entender lo que realmente son, y si os digo la verdad tampoco es que me importe mucho, aunque algo deben de esconder que tanto alarma y tanto revuelo están generando. Según tengo entendido una balanza fiscal viene a ser como una balanza de peso, si colocamos en un plato lo que el estado da a una determinada administración (en este caso la autonómica) y en el otro, lo que recibe, la diferencia de peso -en favor o en contra- es lo que determina la balanza.
Para evidente que en función de los datos, los criterios y el tipo de análisis que se quiera realizar y el uso político de ello, podemos hablar de muy diversas interpretaciones. Sólo por esto, ya no debiese tocar el asunto, simplemente por prudencia. Ahora bien, si hay que publicarlas que se publiquen, pero solo con unos criterios y unas condiciones pactadas previamente, en las que todos estén, al menos en lo sustancial, de acuerdo. Algo, que parece no va a producirse y que provoca, lógicas reacciones como la de mi Presidente, Guillermo Fernández Vara, que ayer mismo afirmó "que las balanzas fiscales son inconstitucionales", al que a buen seguro no le faltará razón, como tampoco les faltará a quienes se sitúan al otro lado del abanico de opinión.
Lo cierto y verdad es que se va a generar una guerra, en principio dialéctica, que a mi juicio es innecesaria, máxime cuando el partido que gobierna acaba de comenzar una legislatura sin pactos de gobierno, con muchas cosas que hacer, y con una necesaria complicidad a la hora de abordar cuestiones y medidas programáticas, de mayor calado que la de las balanzas fiscales.
Veremos pues qué pasa el día 15 de julio próximo.
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