Sobre los cristales de Ibarra

Ayer acabé de leer el libro de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, "Rompiendo Cristales". Un recorrido por sus 30 años de vida política, con la exposición de algunos datos autobiográficos singulares y también emocionantes. Todo ello me ha posibilitado conocer mejor a este político excepcional, al que siempre quise y defendí, a pesar de que en algún momento pensé que era distante y poco cercano. El libro, incrementó con creces mis buenas vibraciones que previamente tenía, e incluso me ha ayudado a entender algunas cosas que antes ni siquiera me había planteado, específicamente sobre el partido al que pertenezco, el PSOE.

Hacía tiempo que deseaba leerlo. Así se lo trasladé también al autor en una reciente comunicación vía e-mail y así fue. En sus páginas he encontrado a un Juan Carlos sincero, en ocasiones solo y desamparado, triste. He descubierto a un hombre de izquierdas pleno y convencido, a una persona familiar y cariñosa. En ellas he podido conocer a un aventurero, a un luchador y a un experto en algunos de los temas más en boga de la política y sociedad actual:el estado de las autonomías, la sociedad de la información, la innovación...

A Juan Carlos lo conocí personalmente en Deleitosa, en la inauguración de una residencia de mayores. Antes, lo había hecho de manera virtual, a través del correo electrónico, que nos ha servido y nos sirve de manera esporádica de nexo de unión . Tuve la fortuna de que al día siguiente de la comunicación de su retirada de la política, el periódico Extremadura, me publicase la columna que titulé " El adiós de Ibarra" , la segunda más importante de las escritas (después de la carta a mi hijo el día en que Las Villuercas ardían en verano de 2005). Fue mi humilde homenaje a este hombre al que conocí en casa de niño, en la portada de panfletos y programas del PSOE, y del que me considero amigo, al menos desde la sinceridad y la lealtad que nuestros diferentes caminos nos permiten.

Mi primer e-mail fue enviado cuando siendo Presidente de la Junta de Extremadura, le comenté algún problemilla de alguien de la familia con respecto a un historial médico. A los pocos segundos del envío de mi correo este fue derivado al entonces Consejero de Sanidad y Consumo, Guillermo Fernández Vara, que sorprendió a mi mujer llamándola personalmente a casa, y que me cautivó también a mi, de tal modo que él también se ganó nuestra simpatía y cariño.

Al margen de mis preferencias personales y mi propio testimonio, no dejéis de leer este libro y descubriréis muchas e interesantes reflexiones sobre la política actual.

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