Hace tres años que conocí a Sebastián cuando procedente de Umbrete y en virtud de las resoluciones capitulares de la provincia bética franciscana, le tocó emprender un nuevo periplo como guardián de la Comunidad Franciscana de Guadalupe, que finalmente ha durado un trienio, y que llega ahora a su fin, en virtud también de otra decisión similar, algo habitual en el procedimiento de funcionamiento y gobierno de la Orden franciscana. Decisión que en buena parte me deja un sabor agridulce por lo mucho que hemos compartido, siempre pensando en la proyección de este lugar hacia el futuro. De fray Sebastián Ruiz Muñoz, destacar su calidad humana, con "sus virtudes y sus defectos" como tú, como yo, como cualquier humano. Es quizás una excepción singular en muchas cosas, entre ellas la cercanía y la enorme disposición hacia la cooperacion, la acogida, la escucha, la empatía... valores enormente necesarios en tiempos de cierto distanciamiento de la gente con la jerarquía eclesiás...