Manifestación en Madrid

Llega un momento en esto de la lucha contra el terrorismo en que uno se pregunta sobre cuál es el resultado práctico de una manifestación, al margen de lo sentimental y emocional -lo cual respeto y en lo que no entro-o de la mayor o menor manipulación o rentabilidad que cada cual quiera obtener, y sobre qué uso se pretenda hacer de ello.

Ya está más que demostrado que estos asesinos no entienden de mensajes cívicos en forma de concentración, están inmunizados genéticamente contra cualquier masiva fórmula de recordarles lo que no deben hacer y simplemente, esto es un objetivo cumplido más para ellos, el ver a miles de personas haciéndoles publicidad gratuita y generándoles un morbo subido de tono.

Aunque pueda parecer una opinión un tanto fuera de contexto, cualquiera de nosotros que analice la evolución, las acciones y reacciones en esta cruzada, se dará cuenta que a pesar de que es necesaria la unidad, una manifestación no aporta nada a la lucha antiterrorista y se trata de algo más bien esporádico que sirve para ilustrar y llenar un titular de prensa, después de cada atentado, y para nada acabar con esta lacra, donde solo la lucha policial y la legislación aplicada a fondo, pueden vislumbrar un final deseado por todos los españoles.

Así es que, reflexionemos sobre esto y decidamos, de una vez por todas, cuáles han de ser las armas democrácticas más efectivas para fulminar a estos asesinos.

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