Volar muy alto
La imagen que aquel día tuve la fortuna de retener en mi interior no es para nada casual y es, desde mi punto de vista, una de las ventajas que esta Extremadura, mayoritariamente rural, ofrece a quiénes la transitan con esa disposición al disfrute y a la tranquilidad. Afortunadamente las grullas no están solas y junto a esta especie otras muchas -como los buitres leonados y negros en el “Salto del Gitano”, las cigüeñas en Brozas, los cernícalos primilla en Almendralejo y Trujillo, los aguiluchos cenizos en Sierra de Fuentes, etc.- han logrado enamorar a muchas personas, de dentro y fuera de nuestras fronteras, gracias a cuya particular relación han surgido interesantes proyectos y sobre todo, una conciencia sobre la necesidad de conservación de esta avifauna que convive con nosotros y que merece un profundo respeto. En este sentido es de destacar la protección que gran parte de nuestra región tiene para con este tipo de seres, necesaria y esencial para disfrutar de su presencia y para asegurar su sostenibilidad.
La celebración de la Feria Internacional de Ornitología que Extremadura acoge por segundo año consecutivo es por tanto un acierto y un avance muy importante para que estas sensaciones -que he sufrido en mis propias carnes- con una implicación de toda la sociedad y con una revalorización de la ornitología que contribuya a la conservación de estas especies, puedan formar parte de la imagen de Extremadura y del muestrario de emociones que deben caracterizar a esta tierra, como un elemento más de esa autenticidad que creo nos permitirá volar muy alto
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