Tiempo para la movilización

No hay rincón en este país donde no se hable de la nueva oleada de recortes que el gobierno de la derecha ha anunciado hoy en el congreso. No hay ciudadano/a con dos dedos de frente que no esté hoy indignado/a ante el anuncio más agresivo y posiblemente injusto de la democracia, uno de cuyos efectos será provocar que quien esté hundido no tenga opciones de reflote y quien esté flotando empiece a arrastrar tanto lastre que acabará en el fondo.

Una vez más los funcionarios en el punto de mira, pero además los dependientes, los parados y el resto de ciudadanos que nos econtraremos con una subida de impuestos que seguirán asfixiándonos sin tregua, y nos marcarán para mucho tiempo, a no ser que paremos en la calle este despropósito de un gobierno a las órdenes de banqueros y de entes económicos desconocidos. Es sin duda el camino más sencillo ante la falta de determinación para combatir el fraude fiscal y laboral, gravar a las grandes fortunas y establecer amnistías fiscales para los poderosos. Todo ello unido a una manipulación sin precedentes de medios de comunicación a favor del poder que intentan minimizar la reacción social que ya está empezando a ser contundente como se demostró ayer con la marcha minera contra los recortes en el sector del carbón.

Ya no valen herencias recibidas o el cuento que han venido arrastrando en los últimos meses de que esto viene de atrás. Posiblemente buena parte pueda ser asumible a errores anteriores, pero ahora no hay excusa para incumplir las promesas electorales, con las que se llenaron la boca para intentar dividir a la gente, dividir a la izquierda y provocar esta tremenda situación, la cual a buen seguro no ha hecho nada más que empezar. No iban a subir el IVA ni otros impuestos, no iban a tocar derechos sociales ni tampoco la sanidad o la educación, pero la realidad es totalmente diferente e insostenible ya en muchos sectores y para muchos/as conciudadanos/as que ya no pueden más ante esta política de privilegiados y de señoritos.

Ha llegado el tiempo de romper el silencio, de echarse a la calle y de exigir "sin miedo" un cambio de rumbo en la política. De lo contrario, cada día que pase sin que reaccionemos, se nos habrá desprovisto de un trozo más de dignidad y de buena parte de nuestros derechos y libertades.

Es tiempo de manifestaciones, de huelga general y de lucha por nuestros derechos y especialmente por los de nuestros hijos y nietos.

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