20 de junio de 2012

Acabo de hablar con una de las personas que trabajaban en FITEX, la empresa que estaba instalada en uno de los locales del Centro Cultural de Guadalupe, y que daba empleo a unas cuantas personas de Guadalupe como teleoperadoras, en su mayoría con algún tipo de discapacidad. La ayuda que la Junta de Extremadura les daba como centro especial de empleo no llega o ha sido considerablemente reducida, con tal de cumplir con el déficit y atender las demandas de los mercados, y eso ha derivado en despidos y en el cierre.

Me consta que nuestra querida asociación, ASDIVI, atraviesa malos momentos por similares motivos, y así una tras otras todas las empresas y entidades que trabajan en el mundo de la discapacidad en Extremadura, que han sufrido recortes en las ayudas, cuando todos sabemos de su labor social y del altruismo que desprenden muchas de las personas que están vinculadas a ellas, voluntarias y sin remuneración alguna.

Hoy hemos conocido a través de los medios de comunicación que los sueldos de los Diputados de la Asamblea se reducirán en un 5 por 100, y que ese dinero se destina a obras de beneficiencia. En mi opinión una medida más populista e interesada desde el punto de vista político, que con impacto real sobre el verdadero drama del paro, de la necesidad asistencial, de la sanidad o de la salud. Medida cuando menos curiosa y algo llamativa, cuando por otro lado se cierran Puntos de Atención Continuada (PAC) o se recortan las ayudas a las asociaciones que trabajan con el colectivo de discapacitados. Obviamente, creo que la medida tiene mucho interés (me refiero a recortar el sueldo) pero sinceramente creo que el destino de este ahorro debe gestionarse de otro modo, como ayudas directas a familias sin prestaciones, becas...

Ayer compartí inquietudes con mucha gente, personas que como yo opinan que estamos atravesando algunas líneas rojas que no debiesen franquearse. Lo hice mientras recorría el itinerario que separa la Cruz de los Caídos y la Plaza Mayor de Cáceres, en la manifestación que se convocó para protestar por los tremendos recortes que está sufriendo el estado de bienestar, en beneficio de los bancos, los banqueros y las clases sociales más altas, que gozan de aministía fiscal y privilegios, propios de épocas pretéritas que más vale que no se repitan.

La cosa pinta mal, pero eso no debe resignarnos al silencio o al miedo, este último mucho más dañino y letal para la democracia como nos cuenta José Luis Sampedro en su cita "La Trampa del Miedo".

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