Los recortes sanitarios y el desarrollo rural

Uno de los principales inconvenientes o handicap con los que se encuentra el medio rural, concretamente en los pueblos por debajo de 5.000 habitantes, es el despoblamiento creciente al que se ven sometidos. Por varias motivaciones, pero sobre todo por falta de oportunidades y de desequilibrios en infraestructuras y servicios, con respecto a núcleos de población mayores y del ámbito urbano. Esto hace que la población esté envejecida y que la pirámide poblacional empiece a invertirse, lo que nos preocupa mucho a quienes trabajamos en desarrollo rural, e incluso a quienes establecen las políticas agrarias que, pensando en este claro despoblamiento, siguen articulando programas de diversificación y valorización de los entornos rurales, en los que siguen existiendo muchísimos privilegios como el medio ambiente, pero enormes desventajas como las que mencionaba al principio.

Cuando se trata de poner en marcha medidas de austeridad o recortes, como está sucediendo ahora en nuestro país, siempre se perjudica con más intensidad a las zonas rurales. Lo expliqué y argumenté hace unos días con el tema de las ambulancias y del transporte sanitario, y quiero hacerlo de nuevo en virtud de la última polémica surgida con la eliminación de las consultas de tarde o las urgencias en algunos municipios, todos ellos en una zona rural y con núcleos de población por debajo de los 5.000 habitantes.

En mi opinión -antes de aplicar cualquier medida de este tipo- poco populares o antisociales, conviene explicar muy bien su contenido y su argumentación, algo que sinceramente he echado de menos. No digo con ello que no esté justificado y que haya que hacerlo si es necesario, pero da la impresión de que en el fondo de todo esto existe un componente político, un trato discriminatorio y totalmente injusto con las zonas más débiles en el área sanitaria -los pueblos- desprovistas de grandes centros hospitalarios y con unos servicios mínimos, que parecen estar amenazados de muerte.

Los pueblos pequeños, las zonas rurales y los entornos despoblados, siguen siendo víctimas -y que no se me malinterprete- de las políticas generalistas, que utilizan casi siempre parámetros poblacionales y datos de progreso para tomar decisiones y con ellas, beneficiar a los grandes núcleos, potencialmente con mayor número de administrados o de votantes, según se mire.

Varias consultas de urgencia, entre ellas la de Aldeacentenera, en la comarca de Villuercas Ibores Jara, están ya en el punto de mira, y según fluyen las noticias por las redes sociales, sus vecinos ya están en pie de guerra. Hoy Aldeacentenera, Cañaveral y otros municipios. Mañana, puede ser cualquiera de nuestros pueblos, de cualquiera de las zonas rurales de Extremadura.

De nada sirve el desarrollo rural, el que potenciemos la creación de empresas y la generación de actividades económicas en nuestros pueblos, si al final los servicios sanitarios acaban arrastrando al resto y sobre todo acaban impulsando una nueva emigración del campo a la ciudad, donde al menos los riesgos de la salud sean menores y donde, probablemente existan menos posibilidades de que uno se muera por falta de atención médica, o porque el trayecto hacia el centro hospitalario es tan largo que no dé tiempo a llegar.

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