Ahorro energético

Tengo que reconocer que soy uno de esos consumidores que, aún siendo consciente de la necesidad de ahorro energético, ha descuidado bastante ese asunto, probablemente porque no me afectaba al bolsillo de la misma manera que ahora lo está haciendo por ejemplo la subida de la factura del consumo eléctrico.

Si hablamos de combustibles, tanto para la calefacción como para el vehículo (herramienta que en mi caso resulta necesaria para el trabajo) no quiero ni contaros del nivel al que estamos llegando. Por eso, por mucho que haya quien trate de ocurrencia, iluminación o disparate -entre otros calificativos- la última propuesta de ahorro del gobierno socialista , que limitará la velocidad en autovías y autopistas a los 110 Km/hora, persoalmente la aplaudo y comparto. Probablemente mi conducción poco temeraria y sosegada actual, ni siquiera sirva para ahorrar más de lo que hasta ahora lo venía haciendo. Ahora bien, estoy convencido de que globalmente estaremos logrando ahorrar algunos millones de litros (y sus correspondientes emisiones), que al menos servirá para que no sigan subiendo los precios al ritmo que lo hacen actualmente y lo seguirán haciendo si siguen las rebeliones del mundo árabe.

En cualquier caso, parece lógico pensar que sólo es posible lograr un auténtico ahorro energético si todos nos ponemos las pilas de verdad, y eso solo se logra con normas que nos hagan apretarnos el cinturón como esta, o con precios altos o al menos modulados en las energías o recursos como el agua, de modo que quien se pase consumiendo más de la cuenta, tenga que pagar en función de ese exceso; pero quien esté dentro de cierta normalidad, pague lo justo y necesario, y se le premie por tanto su capacidad de ahorro.

Además de esto, la educación es fundamental, desde la escuela y durante toda la vida.

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