Cooperativas agrarias en Extremadura

Esta semana recién finalizada una de las empresas más importantes de este país y posiblemente una de las que más, a nivel de facturación en Extremadura, ACOREX, organizaba sus ya consolidadas jornadas técnicas (La XIX edición) , que han servido de nuevo para poner sobre la mesa, el tan traído y llevado asunto de la integración cooperativa.

Prácticamente en todas las comarcas rurales de Extremadura existe alguna cooperativa agrícola o ganadera, que suele ser el motor de la comercialización de los productos agropecuarios y que suele estar conformada por una buena parte de la población, que desconoce en buena parte los principios del modelo cooperativo y que suelen implicarse demasiado poco en lo que es la gestión "pura y dura" de este tipo de empresas. Obviamente dentro de nuestra región existen diferentes estadios de evolución y de desarrollo de este tipo de estructuras comerciales fundamentalmente, pero también generadoras de empleo y riqueza, con la contribución que eso supone para fijar población en los pueblos. Existen algunos modelos -no exentos de problemas- pero sí referencias obligadas a la hora de estudiar este fenómeno en la región, entre los que se encuentra la Agrupación Cooperativa de Regadíos de Extremadura, ACOREX.

Decía que de nuevo sobre el tapete la carta de la integración, ese objetivo del que tanto se habla pero que no acaba de consolidarse, fundamentalmente porque existe esa diferencia de nivel o grado de desarrollo entre cooperativas de Extremadura, pero también porque los modelos que han venido siendo eficaces en otras regiones, basados en las fusiones, uniones, absorciones, etc... no parecen ser el modelo adecuado para esta región, donde -en mi opinión- sobran algunas estructuras, algunas cooperativas de segundo grado y algunas de primero también. Pero claro está que no es cuestión de cerrar puertas y de abrir heridas en los pueblos, pues ya se sabe que para cada uno lo suyo es lo mejor y que no se le ocurra a nadie decirme lo que tengo o debo de hacer.

Pues bien, ante este panorama no queda otra que la de articular fórmulas de cooperación o de intercooperación mucho más frías, menos comprometidas y al fin y al cabo, tendentes a lo mismo: a compartir gastos y mejorar las condiciones de comercialización de los productos, evitando fugas de valor añadido. En este escenario -siempre desde mi humilde parecer- creo que ya se viene trabajando en la Junta de Extremadura, potenciándose acuerdos concretos y esporádicos entre estas empresas que no suponen gasto alguno o en el peor de los casos, menos gravosos que aquellos que hacen necesario invertir para crear nuevas plataformas de transformación y comercialización, y que ha sido la tónica en los últimos 15-20 años. Todo el mundo quería tener su propia almazara, su propia fábrica de piensos... hipotecando su futuro en buena medida y sin demasiados resultados económicos, fundamentalmente por el sobredimensionamiento de las instalaciones y la falta de gestión y de previsión, y la presencia de un alto grado de "autoconsumo" sobre todo en el aceite de oliva.

Parece lógico pensar que el sector agrario, el sector agroalimentario tiene futuro, pues el hecho de que la población mundial crece significa que también se incrementa el consumo. En ese escenario no cabe otra que mejorar las estructuras, establecer alianzas estratégicas y no olvidemos, empezar a aplicar las políticas de I+D+i en las cooperativas, para intentar llegar primero y para estar siempre a la vanguardia. En ese empeño, los Grupos de Acción Local y las ayudas LEADER son la alianza perfecta para empezar a mover ficha y pensar en el cambio, especialmente en aquellas zonas rurales donde prácticamente la evolución ha sido nula.

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