Baja el paro y amenazan los Eres

Cada mañana, mientras recorro la distancia entre Guadalupe y Cañamero, suelo escuchar la entrevista del programa "Primera Hora de Canal Extremadura Radio". La de hoy, me ha producido cierta preocupación, sobre todo porque -una vez más- se trataba de la puesta en marcha de un nuevo Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en Extremadura, y porque además se produce en una de las empresas punteras en la región, al menos eso es lo que tenía entendido. Me refiero a Siderurgia Balboa, del Grupo Gallardo, uno de los empresarios más internacionales de la región y con importantes empresas en todo el territorio nacional, líderes en algunos sectores. La construcción sigue generando el efecto dominó que se prevía y sigue arrastrando a empresas auxiliares que parecen estar sucumbiendo a este vendaval incontrolable.

Parece ser que más de doscientos trabajadores/as están al borde del despido, y eso obviamente nunca es noticia de alegría, pero si al menos de reflexión para todos, máxime cuando seguimos siendo testigos de una importante destrucción de empleo, casi siempre en las categorías o estamentos inferiores de la empresa, y esto resulta contradictorio o incluso moralmente incompatible con la subida de sueldos de altos directivos o ejecutivos de las empresas, que a pesar de la crisis siguen recibiendo millonarias cantidades por estar en los comités de dirección de una o varias empresas.

Algo hay que hacer de manera urgente: los pactos políticos, los acuerdos sindicales, la reforma laboral, la concertación social o como quiera que se llame, deben activarse con contundencia y sin demasiada demora. La crisis que provocaron algunos directivos, que no los trabajadores/as, de algunas empresas financieras, sigue generando consecuencias indeseables contra las que hay que actuar sin titubeos, sin demagogia y con la contundencia que -quienes padecen ese tipo de efectos- demandan y exigen.

De momento parece que las cifras del desempleo en Extremadura parecen estar ayudando a mejorar el ambiente, aunque eso no debe suponer relajación alguna, ni siquiera un ápice de optimismo, al menos mientras que en el horizonte sigan existiendo este tipo de amenazas como la que nos anuncia el Grupo Gallardo.

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