La política pierde fuelle

El desprestigio de la clase política al que hacen referencia los últimos datos del CIS seguirá siendo motivo de preocupación de los españoles, sobre todo mientras sigan produciéndose hechos lamentables, como los acontecidos con motivo de la conmemoración del sexto aniversario de los atentados de Madrid que han vuelto a corroborar -por enésima vez- las diferencias entre los grandes partidos políticos de este país, ante una causa de tal nobleza que, en mi opinión, está por encima de otro tipo de intereses y que aún sigue generando discordia entre las principales fuerzas políticas.

Está claro que quien más se resiente en época de crisis es quien tiene la responsabilidad de gobernar y en ocasiones de tomar decisiones que no suelen ser santo de la devoción de toda la ciudadanía. La reforma de las pensiones, el proyecto de la economía sostenible y algunas de las últimas medidas adoptadas por los socialistas en varios ámbitos, no dejan de ser la comidilla de las tertulias sociales y públicas, porque a quién no le importa el futuro más inmediato. Incluso hay quien piensa -creo que equivocadamente- que asumir ciertos roles y embarcarse en algunas cruzadas insólitas puede desgastar a un gobierno sin la mayoría suficiente para abordar reformas y procesos de cambio profundos, como los que hoy demandan la sociedad y los datos de la economía.

Estoy convencido de que lo que ahora vemos de una manera, con el paso del tiempo lo veremos de otra. Lo importante es no perder el norte, ni los nervios, agotar todas las vías posibles y sobre todo ejercer la transparencia y la nitidez ante todo lo que se propone y se pone en marcha. La clase política tiene una enorme responsabilidad en el establecimiento de medidas y acciones para subsanar aquellas carencias o problemas que más inquietan a los ciudadanos. Ese es su encargo directo desde el día que comienzan a gobernar. Pero, también compartiremos la opinión de que los/as ciudadanos/as también tenemos algunas responsabilidades en ello, cuando hemos sido cómplices de la política los bancos, de la burbuja inmobiliaria, de la economía sumergida y el fraude, etcétera... Aspectos que han derivado en el contexto en el que hoy nos movemos, y en el sentir popular que el barómetro del CIS nos recuerda con sus datos.

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