Ayudas para la dehesa extremeña
Imagen: www.juntaex.esSi hay una especie vegetal singular que caracteriza a la mayor parte del territorio extremeño es la encina, concretamente la especie Quercus rotundifolia, que conforma uno de los ecosistemas más bellos y mejor conservados de Europa: la dehesa. Este interesante sistema, denominado agrosilvopastoral por su peculiaridad y aprovechamientos, forma parte de la historia de Extremadura y está estrechamente ligado a la cultura del medio rural en el que se ubica, lo que - en mi opinión- le otorga un importante valor y consideración.
En ocasiones, por cercanas y cotidianas, solemos ignorar estas singularidades y otras similares, que convierten a nuestras dehesas en auténticos viveros de biodiversidad, de cultura y de tradiciones. No en vano este tipo de formaciones boscosas no son originales en el sentido de que la dehesa mediterránea, tal y como la conocemos, es fruto de una interacción continua entre hombre y medio, convirtiéndose en un auténtico y genuino ejemplo de conservación y de desarrollo sostenible ancestral en regiones como Extremadura.
El hecho que desde el gobierno regional se apoye de nuevo a este tipo de explotaciones con 41 millones de euros -para varias acciones tendentes a conservar estos espacios en Extremadura- puede ser un excelente mecanismo de impulso y de sostenimiento de estos espacios, para nada ajenos a las políticas agrarias y a otros problemas actuales como las amenazas por obras e infraestructuras, e incluso la temida "seca" que comienza a hacer estragos en las encinas. Y digo intencionadamente "puede ser" porque desgraciadamente en esta tierra, siguen existiendo muchos terratenientes con domicilio en Madrid, que copan la mayor parte de la superficie de dehesas y que mucho me temo, volverán a ser los grandes beneficiados de este tipo de medidas. Por eso animo a quienes tienen la responsabilidad de velar por un gasto eficaz y eficiente de estos fondos, piensen en ello, y se acuerden de los pequeños, de los que trabajan la tierra, en el empleo que se puede generar con este plan, y eviten en la medida de lo posible la adjudicación de inversiones a los de siempre, esos que solo buscan la rentabilidad y les importa un comino la dehesa, y muchos menos el sostenimiento de los pueblos y sus gentes.
En ocasiones, por cercanas y cotidianas, solemos ignorar estas singularidades y otras similares, que convierten a nuestras dehesas en auténticos viveros de biodiversidad, de cultura y de tradiciones. No en vano este tipo de formaciones boscosas no son originales en el sentido de que la dehesa mediterránea, tal y como la conocemos, es fruto de una interacción continua entre hombre y medio, convirtiéndose en un auténtico y genuino ejemplo de conservación y de desarrollo sostenible ancestral en regiones como Extremadura.
El hecho que desde el gobierno regional se apoye de nuevo a este tipo de explotaciones con 41 millones de euros -para varias acciones tendentes a conservar estos espacios en Extremadura- puede ser un excelente mecanismo de impulso y de sostenimiento de estos espacios, para nada ajenos a las políticas agrarias y a otros problemas actuales como las amenazas por obras e infraestructuras, e incluso la temida "seca" que comienza a hacer estragos en las encinas. Y digo intencionadamente "puede ser" porque desgraciadamente en esta tierra, siguen existiendo muchos terratenientes con domicilio en Madrid, que copan la mayor parte de la superficie de dehesas y que mucho me temo, volverán a ser los grandes beneficiados de este tipo de medidas. Por eso animo a quienes tienen la responsabilidad de velar por un gasto eficaz y eficiente de estos fondos, piensen en ello, y se acuerden de los pequeños, de los que trabajan la tierra, en el empleo que se puede generar con este plan, y eviten en la medida de lo posible la adjudicación de inversiones a los de siempre, esos que solo buscan la rentabilidad y les importa un comino la dehesa, y muchos menos el sostenimiento de los pueblos y sus gentes.
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