Hacia la universalizaciòn de la tecnología

Estoy convencido plenamente de que una de las mejores y más rentables inversiones que se pueden hacer en cualquier territorio es la de garantizar y universalizar el acceso a un ancho de banda adecuado y sobre todo el buscar la manera de que esto le salga a bajo coste a los ciudadanos, sin descartar la gratuidad, al menos en una determinada franja y para ciertas operaciones. Esta posible revolución tecnológica y social no parece estar tan lejos, pues las bases de algo parecido se han sentado ya en la vecina región de Andalucía, donde según nos recuerdan hoy los medios de comunicación ya se ha logrado la plena cobertura al menos a velocidad de un mega. Y todo sin uno de los mayores cánceres que tiene este tipo de proyectos, al menos para mi, que no es otro que una compañía que, por no hacerle publicidad, omito nombrar. Ha sido Vodafone quien ha entrado en el asunto y con la que se ha logrado este hito histórico, insólito a nivel mundial.

Siento una cierta envidia sana de esta región vecina, y sobre todo me da en el alma de que en una región como Extremadura, pionera en la implantación e impulso institucional del software libre y de nuestro excepcional Linex, ahora Lenix, en cuestiones de estas se vaya perdiendo fuelle con respecto a épocas no muy lejanas. Andalucía está protagonizando una verdadera revolución tecnológica, con el uso y difusión de programas libres, con la implantación de este ancho de banda en todo su territorio y con la puesta en marcha de otras acciones novedosas en esta materia.

La cuestión -como casi siempre- es la apuesta decidida que se haga desde las administraciones públicas y eso significa presupuesto, como también significa compromiso de las empresas de tecnología que deberían ser las primeras interesadas en ello. El segundo Plan E del gobierno de España posibilitaba a las entidades locales la opción de plantear acciones de creación, equipamiento y desarrollo de infraestructuras tecnológicas y de innovación. Del mismo modo tenían cabida las inversiones destinadas a mejorar el acceso a las redes e infraestructuras de las tecnologías de la información y de las telecomunicaciones fijas y móviles, y a su utilización. Pues bien, imagino que este tipo de opciones solo habrán sido utilizadas por una minoría, dando prioridad a otras. Aunque respeto las decisiones y legítima voluntad de los Ayuntamientos, creo que se están perdiendo oportunidades excepcionales para crear cimientos sólidos y sobre todo de bajo coste, que bien pueden sustentar un futuro tecnológico cuya existencia está más que asegurada.

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