La financiación autonómica se resiste

El asunto de la financiación autonómica no acaba de resolverse, y sigue generando diversidad de opinión y de interés entre las diferentes Comunidades Autónomas, incluso parece inquietar -como es lógico y normal- a algunos dirigentes del PSOE, que no acaban de ver la luz en el túnel algo oscuro, que parecía iba a despejarse cuando Zapatero remodeló el gobierno, pero que no encuentra la salida. Al menos es la impresión que se desprende después de algún tiempo de negociaciones y que ya comienza a generar cierto debate. En política siempre parece prudente no dar fechas, ni concretar cuestiones que no dependan exclusivamente de uno, pues parece que si al final surgen discrepancias lógicas y normales en cualquier negociación -como parece ser el caso- resulta arriesgado asumir ciertos compromisos con fecha de ejecución o de caducidad.

Está claro -siempre se ha intuido y se preveía- que la financiación autonómica iba a ser el más duro caballo de batalla de la legislatura, especialmente por la presión de algunas fuerzas y de algunas comunidades. Este camino se torna aún más duro por la propia situación económica que azota al país, que obliga al Estado a ser más comedido en cuestiones económicas, fundamentalmente porque se trata de mantener algunas bases ideológicas como es el estado de bienestar y ciertas garantías sociales. En definitiva, la cuestión es si el gobierno puede atender con recursos todas las demandas, sin que se ponga en riesgo el sistema y de modo que todos ganen. Eso de café para todos, o está muy estudiado y cotejado, o hay que sacar dinero de donde no lo hay, con cierto grado de imaginación y creatividad lícita.

Ardua tarea la de Zapatero, máxime cuando no se cuenta con la mayoría suficiente en el Parlamento, y cuando Comunidades como Extremadura, del mismo signo político, no están dispuestas a tragar con cualquier cosa. Quien preside un territorio debe tener muy en cuenta que primero es su región y después su partido, al menos en cuestiones como esta en las que está en juego mucho del futuro de una región. Por eso, Guillermo Fernández Vara sigue defendiendo los intereses extremeños y a exigir para esta región la financiación que entiende es la mejor para Extremadura, aún a sabiendas que eso significará algún que otro encontronazo con el gobierno de Madrid.

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