El privilegio de dar y recibir vida

Los Scouts Sant Yago de Cáceres estrenan hoy nueva página web y para ello he tenido el honor, a petición suya, de escribir este pequeño artículo de opinión, que reproduzco a continuación y que he titulado "El privilegio de dar y recibir vida", cuyo contenido pretende llamar la atención sobre lo maravilloso que es ser padre y madurar en la ardua tarea de ejercer de ello, a la par que manifiesto mi opinión y defensa de la vida, independientemente del periodo evolutivo en el que nos encontremos:

Una de las tareas más complejas y difíciles que la vida me ha asignado es sin duda la de ejercer de padre y la de participar activamente en la formación personal y humana de mi retoño. No es fácil, cuando la misión que supone semejante responsabilidad no se aprende con antelación, ni se dispone de ese periodo de prácticas que en muchos ámbitos nos permite a las personas dotarnos de algunas herramientas y habilidades que nos ayudan a hacer más llevaderas nuestros quehaceres profesionales y personales.

A pesar de mi juventud y de mi inexperiencia (de poco más de cinco años) ya alcanzo a entender y a sufrir en mis propias carnes las consecuencias de esta improvisada e intuitiva manera de desarrollar esa responsabilidad. Me colmo de sensaciones y emociones indescriptibles, estrechamente relacionadas con el cariño y el amor filial que me une a mi hijo, cuando me sumerjo en lo más profundo de esa relación, desinteresda y sincera que la vida me ha regalado. Me maldigo y me reprocho esos errores que cometo mientras pretendo ser exigente, a veces en exceso, para lograr sacar lo mejor de él, posiblemente ignorando muchos factores y condicionantes que solo la veteranía me irá mostrando, mientras sigo caminando por esta senda de la paternidad.

Hace pocos días, cuando junto a él y a su madre, obervábamos las imágenes de su hermano en la pantalla del ordenador de una clínica ginecológica, con casi quince semanas de gestación, nos fundimos en una inmensa alegría porque nuestros ojos y nuestros oídos contemplaban un nuevo ser, una auténtica vida, plena en cuerpo y alma. Se trata de un nuevo miembro de la familia, al que esperamos impacientes y expectantes, al que nos une mucho y cuyo nacimiento ansiamos.

Por todo lo vivido, por todo lo que a buen seguro viviré y porque nadie ni nada tiene derecho a privar al hombre de todas las experiencias y vivencias que supone traer a un hijo al mundo, espero que esa futura ley del aborto -impulsada por el partido al que pertenezco y con el que me identifico- que tantas dudas nos genera a quienes creemos en la vida desde el momento de la concepción, responda al sentido común y no potencie determinadas conductas sociales, que privarían a las personas de algunos privilegios que afortunadamente tenemos.


Dedicado al grupo de monitores/as, niños y niñas, adolescentes y familia del grupo Scout Sant Yago de Cáceres.

Guadalupe, abril de 2009.

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