La debilidad humana y la política

Ciertamente uno ama la política desde la óptica del compromiso con la sociedad en la que vive y desde la vocación de servicio y entrega a los demás y al bien común. La clase política no está bien vista y el ciudadano de a pie, con carácter general, siempre ha tenido ciertas reticencias hacia aquellas personas que ejercen y asumen este tipo de responsabilidades en la sociedad. Dice el Evangelio algo así como por nuestros hechos nos conocerán Frase sin duda casi dogmática para quienes tienen el deber y la obligación de moral de servir al pueblo desde la fidelidad, la honraded y la coherencia política. Tarea complicada en un mundo de competencias y de relaciones sumamente complejas, en ocasiones salpicadas por intereses perversos y por permutas seductoras que no hacen sino demostrar que la condición humana es débil.

Los casos de corrupción, espionaje y todo tipo de entramados que estos días desvelan los medios de comunicación, no hacen sino perjudicar la imagen de muchas personas que en contra de lo que se piensa ejercen la política de manera vocacional y comprometida. Es posible que este tipo de desvaríos sean inherentes al perfil medio del político, en mayor o menor medida. Ciertamente es lo que en la sociedad se pone de relieve cada vez que salta la misma noticia y lo que enturbia algunas posiciones firmes y perfiles solventes que practican la política con mayúsculas, e incluso lo que han denominado en llamar la política de las pequeñas cosas (el estar siempre al lado de las personas).

Parece lógico pensar que algo se está haciendo mal en los partidos políticos, que debiesen articularse fórmulas disciplinarias exigentes y contundentes, sobre todo porque quien ejerce la política son personas y ya se sabe que como tales somos afines a los errores y a las meteduras de pata. Por tanto, en mi opinión una manera de cambiar este tipo de prejuicios -en cierto modo fundamentados- sobre toda la clase política, es precisamente la de establecer esos mecanismos de limpieza o de purga que son necesarios, como en todos los ámbitos de la vida.

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