Tirar la piedra y esconder la mano

El avance de las nuevas tecnologías y más concretamente el afloramiento de los blogs y las redes sociales -con mayor intensidad si cabe en los últimos meses- ha permitido una interacción entre las personas y una comunicación bastante fluida. Una de las oportunidades que nos ofrecen este tipo de plataformas, incluidos los periódicos digitales, es la de realizar comentarios a las opiniones de periodistas y bloggers, con respecto al tema sobre el que se escribe. Desgraciadamente, y aunque cada vez con menor incidencia, existen una serie de personas a todos los niveles y ámbitos que se dedican o pretenden desacreditar a quienes escribimos por cualquier motivo: por la sintaxis, por lo que se cuenta, porque le caemos mal... En las plataformas que solemos usar los blogueros este tipo de incidencias no suelen ocurrir, al menos cuando el blog lleva un tiempo de rodaje y la experiencia nos enseña algunos pequeños trucos o mejor dicho precauciones que debemos tener en cuenta, como es la sencilla moderación que se nos ofrece por ejemplo desde blogger.

Los medios de comunicación digitales en general siguen publicando todo, y no moderan a sus lectores, ni siquiera les obligan a identificarse y ello redunda -en mi opinión- en el fomento de espacios de discordia y de cultivo de algunos elementos alejados de todo civismo. Solo hay que darse una vuelta virtual por cualquiera de los periódicos digitales para darse cuenta de que algunos ciudadanos/as, a veces con el mismo nick aparecen con frecuencia para cometer la cobardía de tirar la piedra y esconder la mano, escudándose en el anonimato, a veces con algunas afirmaciones dignas de juzgado de guardia.

Como todo comunicador el que os escribe no está exento de este tipo de amenazas y a veces lee cosas que prefiere dejar en el cubo de la basura. Es algo en lo que se debería profundizar y quizás regular de manera legal para que al menos la libertad de expresión a la que se refiere el artículo 19º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos o el 20º de nuestra Constitución no se vea enturbiado por gentuza de mala calaña, ubicada a veces más cerca de lo que nos pensamos y que pretenden hacer daño en cuerpos y mentes más que inmunizados.

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