Acción ciudadana frente a la crisis

Cuán fácil resulta hablar o escribir sobre la crisis, cuando se es uno de esos privilegiados o afortunados que tienen su puesto de trabajo asegurado y no se ha tenido necesidad de utilizar alguna de las medidas que los gobiernos, central y autonómico, han venido poniendo en marcha especialmente a medida que la situación se ha ido agravando. A veces nos obcecamos con la clase política gobernante, erróneamente convencidos de que la situación por la que atraviesa el mundo entero (crisis, recesión o desaceleración económica) es responsabilidad exclusivamente suya. No cabe en cabeza humana que tenga dos dedos de frente, pensar que alguien que tiene la tarea de gobernar a un pueblo, pueda mantenerse al margen de los acontecimientos y no muestre su implicación en el asunto, entre otras cosas porque la memoria del ciudadano permanece y cada cierto tiempo somos quienes les otorgamos en las urnas la pena o la gloria.

La cuestión a la que quiero llegar es que se me ocurre que desde nuestra condición de ciudadanos también tenemos que ponernos las pilas y emprender acciones contra la crisis. La primera de ellas exigir a los poderes públicos que se apliquen con eficiencia y eficacia las medidas aprobadas, y velar por el buen desarrollo de las mismas, denunciando cuantos fraudes sean detectados. Además, la solidaridad y la empatía, han de aflorar en los tiempos que corren con mayor contundencia, en cuestiones como el ahorro de energía, la cesta de la compra y todo lo que pueda contribuir a mejorar el tejido productivo y mantener las empresas de nuestro entorno más cercano. Eso requiere de un esfuerzo importante que necesita de una reflexión previa que todos tenemos que plantearnos, acerca de nuestra contribución individual para paliar o aminorar algunos de los problemas más acuciantes de nuestros conciudadanos, especialmente el paro. Por ello, llamamientos como el de Miguel Sebastián para adquirir productos españoles frente a extranjeros, nos demuestran que algo sí podemos hacer.

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