Reflexiones sobre la discapacidad

Hoy el mundo entero celebra el día internacional de las personas con discapacidad, una jornada que pretende -según se nos dice textualmente en la web oficial del evento- " sensibilizar a la opinión pública sobre las cuestiones relacionadas con la discapacidad y movilizar el apoyo a la dignidad, los derechos y el bienestar de las personas con discapacidad", además de "promover la toma de conciencia sobre las ganancias que se derivarían de la integración de las personas con discapacidad en todos los aspectos de la vida política, social, económica y cultural".

No tengo que explicar yo en este espacio, aunque a veces sea necesario, la urgente necesidad de trabajar por la plena igualdad e integración social de las personas con discapacidad, pues afortunadamente los gobiernos, especialmente los progresistas y de izquierdas, se han preocupado en los últimos diez años del tema, seguramente no lo suficiente, pero sí al menos se han ejercido acciones de cierta relevancia que nos han hecho lograr alguna que otra conquista. Y digo que nos han hecho, porque aunque afortunadamente hoy no soy una persona con discapacidad real, si lo soy en potencia, pues quien sabe lo que nos depara el futuro. Por ello, en un asunto como este, de tanta relevancia -en potencia o acto- necesita del concurso de toda la sociedad y en especial de la clase política, que tiene la responsabilidad de dictar las normas o articular las medidas para que esa plena integración a la que me refería sea cada vez menos necesaria, precisamente porque se hayan conseguido algunas de las metas y se hayan salvado las barreras, que desgraciadamente hoy, aún existen.

Mi contacto con las personas con discapacidad puede ser como el de cualquier ciudadano de a pie, aunque algo más me une, pues intento aportar y animar en la medida de mis posibilidades a este colectivo. Concretamente, mi vinculación y simpatía por la Asociación de Discapacitados Físicos y Psíquicos de Las Villuercas, ASDIVI, no es ajena a quienes me conocen algo más en lo personal. Mi experiencia con esta asociación, se basa en algo que publiqué en mi columna del Extremadura , no recuerdo en que fecha, y que me sirvió para reflexionar al respecto, pero sobre todo me permitió conocer a mucha gente, a personas comprometidas con la causa, plenas de fuerzas y de ilusión, y dispuestas a dar mucho de sí para lograr frenar esa desigualdad heredada que históricamente les ha relegado a un segundo nivel. Hoy es un día especial, pero no hemos de bajar la guardia ante lo que sin duda es injusto e incluso me atrevería a decir inmoral e indecente. Me refiero obviamente a marginar a cualquier persona por el mero hecho de que tenga alguna discapacidad para poder realizar algún tipo de actividad. Mi mujer siempre me dice que todas las personas somos realmente discapacitadas, pues unas desarrollamos unas habilidades y otras otras. No le falta razón, pues imaginaos que quien por ejemplo no sabe mandar un correo electrónico o acceder a Internet (podíamos llamarlo discapacidad virtual) tuviese que sufrir algún tipo de discriminación social. Pues ese, queridos amigos, es un poco el reto que me planteo en esta jornada reivindicativa y reflexiva que quiero compartir con todos vosotros, no olvidéis que al igual que yo discapacitados potenciales.

En este sentido, creo que todos deberíamos asumir e integrar en nuestra cotidianeidad (laboral, profesional, personal, familiar...) este elemento de reflexión y tener en cuenta siempre a esas otras personas que aún sufren el efecto de la indiferencia y la exclusión, porque alguien lo ha establecido así y porque alguien quiere -intencionadamente o no- relegarles a un segundo plano. El colectivo de las personas con discapacidad necesita ser reconocido, valorado y equiparado. Ellos, son parte activa de esta sociedad, indispensables desde que son personas como cualesquiera otras, y por supuesto con los mismos derechos que todo tenemos, incluso me gustaría pensar que algunos más, porque no hay nada más hermoso en la vida, ni mejor ejemplo de convivencia y de humanidad, que ver como estas personas derrochan compromiso, afán de lucha y superación y un sinfín de valores, que buena falta nos hacen en la sociedad actual, y que ya quisiéramos atesorar muchos de nosotros en algunos momentos.

Por todo ello, y por más elementos que dejo para la intimidad, estas personas necesitan tener su propio espacio en esta sociedad, ejerciendo su derecho a la libertad, igualdad y el respeto y consideración de todos.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Gracias por el artículo.

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