Guerra interna en la Audiencia Nacional

Desconozco si la relación personal o profesional que existe entre Garzón y Javier Zaragoza, fiscal-jefe de la Audiencia Nacional, es buena. Pero mucho me temo que algo hay entre ellos, no sé si celo profesional, revanchismo o algún tipo de misterioso juego que no alcanzo a vislumbrar, entre otras cosas porque no soy adivino. Lo que parece evidente es que existe un movimiento en contra del desarrollo de la Ley de Memoria Histórica que impide su normal desarrollo, pues no es lógico que una ley que se aprobó -no sin polémica- a finales de la legislatura anterior, aún siga en pañales, y para alguien que, imagino que con buena fe y cumpliendo su obligación como juez, se le ocurre darle un impulso importante y yo diría trascendental, parece que muchas cosas se le vienen en contra, la última el varapalo de Zaragoza, cuyo lastre imagino va a provocar algún que otro quebradero de cabeza.

Imagino que un juez de la experiencia de Garzón, conocedor en profundidad de estas causas (No olvidemos su acción contra los crímenes en Chile y Argentina) no estará dispuesto a que le roben el protagonismo que por otra parte asume desde su obligación de atención a una serie de denuncias formuladas por diversas asociaciones de la memoria histórica que reclaman justicia. El culebrón está servido y la batalla judicial y la rivalidad entre jueces también. Supongo que todas estas cosas no tendrán nada que ver con la huelga de los secretarios de los juzgados, con las declaraciones de algunos jueces y con todo el jaleo que se monta cada vez que hay que elegir nueva cúpula judicial, en este caso para el Constitucional.

En fin, ya iremos conociendo más detalles de esta particular cruzada, que espero se decante en favor de Garzón, y es que sin conocerle personalmente tengo cierta simpatía por él, más bien por algunas de sus actuaciones y por su impacto en la sociedad.

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