La financiación local en crisis

Ya había quien me lo decía, especialmente algunos de los perros viejos de la política local en Extremadura, con los que coincidí en el mes de julio: "Al final de todo, entre tanta crisis y tanta financiación, pagaremos el pato los Ayuntamientos". Parece ser que sus pronósticos van a cumplirse tal y como se recoge hoy en los medios de comunicación. El gobierno podría recortar la dotación que les corresponde a los Ayuntamientos tal y como se consigna en el borrador de los Presupuestos Generales del Estado(PGE) y eso ha encendido todas las alarmas del municipalismo, especialmente en el seno de su máximo órgano de representación que es la Federación de Municipios y Provincias, quien ya ha rechazado la propuesta y previsiblemente comience una dura negociación y de reivindicaciones, a las que lógicamente se unan las Diputaciones que al fin y al cabo también representan a los ayuntamientos.

Realmente quienes conocemos de cerca la administración local, especialmente en zonas rurales y en poblaciones con pocos habitantes, sabemos del esfuerzo y de las cábalas que se han de realizar para poder abordar los servicios y exigencias que la ciudadanía necesita, algunas de ellas asumidas por voluntad propia sin que existan competencias propias, y por tanto la obligación legal de realizarlos. Los ayuntamientos en general y los de menor población en particular están literalmente "asfixiados", sujetos y expuestos a una gran dependencia exterior en cuanto a la aportación de recursos económicos se refiere, aportación que por otra parte necesita siempre del concurso de una parte de fondos propios (cofinanciación) y que a veces se hace traumática hasta el punto de que se está generando un endeudamiento excesivo para entidades locales de pequeño tamaño y que obedece en gran medida a esta falta de solidaridad dentro del territorio. Tal y como está el panorama actual, flaco favor se le hace a un ayuntamiento si se le corta el grifo, tal y como hoy publica "El País" al referirse a esta noticia, y directamente al ciudadano que ve como paga sus impuestos y va a verse quizá mermado de algún tipo de beneficio social en modo de servicio público (alumbrado, limpieza, recogida de residuos...).

La cosa se va complicando y parece lógico que la crisis económica, lejos de reducirse, comienza a extenderse de manera importante a todos los ámbitos. En tiempos de recesión sólo caben esperar medidas de ahorro y austeridad, y parece lógico que si se quieren mantener los niveles de compromiso social con los ciudadanos en pensiones y otros beneficios, hay que comenzar a disminuir los gastos públicos en otros espacios, entre ellos el de la financiación local, algo por lo que no están dispuestos a pasar los 8.000 alcaldes y alcaldesas que tiene este país.

En mi opinión en vez de ir dando palos de ciego, algo que en principio es lo que parece se hace (en función de los hechos y acontecimientos sucedidos) hay que ser nítido. Lo digo como socialista y como ciudadano, y compartiendo con el gobierno el hecho de que el gasto social debe mantenerse. No se puede ir desgranando en fascículos un plan de acción contra esta situación económica, hay que ser contundente y no decir ahora que no se comparece en el congreso, ahora sí, y todo eso mientras que las cifras del paro siguen creciendo y los ciudadanos, sobre todo algunos más que otros, quieren respuestas prácticas y realmente visibles para el ciudadano de a pie, que es en último extremo quien sufre las consecuencias de la política y de sus resultados.

Está claro que la situación es compleja, que se ha puesto mucho empeño y medidas encima de la mesa para paliar en lo posible esta etapa, pero lo que la ciudadanía no entendería bajo ningún concepto es que no se sea coherente, pueda dar la impresión de que se engañe a la gente o que se hagan bromas, tal y como le recordaba a Zapatero el socialista, Luis Solana, conocido blogger y columnista, hermano de Javier Solana, en un artículo publicado en su blog hace algunos días.

Por tanto, quienes confiamos en nuestro presidente del gobierno, pensamos que tiene que tener la cautela y mesura necesarios para que cuando comparezca en el congreso, lo haga con la certeza y la rotundidad que todos esperamos, especialmente los ayuntamientos que han recibido con esta noticia, un jarro de agua fría, que puede mermar en gran medida su capacidad de emprendimiento y la ilusión de futuro, pues no olvidemos que tan solo ha pasado un año de legislatura y aún resta lo más importante.








Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Muy de acuerdo. Excelente entrada. Desgraciadamente en el reparto del pastel quien siempre pierde es el municipio. Las autonomías son como una mancha de aceite. Y no son las más cercanas a todos nosotros. Ojalá las cosas cambien. Para bien, claro. Un saludo.

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20 de junio de 2012

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