La CEOE mueve la ficha equivocada

No sé por qué los trabajadores siempre pagan el pato de las crisis financieras, económicas y todas las situaciones semejantes que tienen que ver con la economía y con el modelo económico. Mientras las grandes constructoras estaban llenado sus espuertas de dinero en los últimos años, enriqueciéndose a costa de unos precios de la vivienda desorbitados y posiblemente explotando con más horas de la cuenta a la clase trabajadora, no querían cuentas con el estado, ni pedían clemencia y cobijo de la misma manera que ahora lo hacen. Ahora, que el sector está inmerso en la peor situación que jamás haya sufrido en este país y tras mandar al paro a un gran número de trabajadores, los que se han llenado los bolsillos a costa de esa mano de obra que ahora se encuentra desamparada y que están muchos de ellos representados por la CEOE, piden una vez más el paternalismo del estado, nada más y nada menos que solicitando un abaratamiento del despido, algo que ya se propuso hace algunos años por el gobierno de José María Aznar en el famoso "decretazo" y que acabo como el rosario de la aurora, inmerso en una huelga general que provocó su retirada inmediata.

Un gobierno progresista, de izquierdas, como lo es el que dirige Zapatero, no debe admitir este tipo de propuestas lanzadas como "globos sonda" con el objetivo de que se ponga del lado de los más fuertes. Todos sabemos que en esta crisis como en otras, los más débiles son los trabajadores, los que menos posibilidades tienen de que les concedan una hipoteca o un préstamo, los que llegan a final de mes al límite y los que en el peor de los casos se han visto "de la noche a la mañana" en el paro, sin tener nada que ver y por supuesto, no por culpa de la subida del petróleo o de los alimentos.

La prioridad de un gobierno debe ser siempre atender los casos más graves, establecer prioridades en el tratamiento de las adversidades. En este sentido, simplemente no procede abaratar el despido, pues entonces sí que estaríamos contribuyendo a destruir el empleo desde lo público. Bien está sufrir las consecuencias e intentar poner soluciones desde lo público, pero contribuir con la causa sería hacerse el harakiri y por tanto el rechazo ha sido automático.

Los tiras y aflojas de la negociación social y el pacto social han comenzado. La primera ficha en esta partida la ha movido la patronal, con poca cabeza y menos corazón. Ahora solo espero que los sindicatos comiencen también a batallar y hacer más ruido del que están haciendo, porque hasta el carácter reivindicativo e histórico de estas fuerzas sociales parece haberse apagado con la crisis.

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