El valor del empleo

El paro sigue creciendo, tal y como confirman las estadísticas que publica el Instituto Nacional de Estadística y nos recuerdan todos los medios de comunicación. Por tanto no hablaré de cifras ni de estadísticas, que realmente parecen preocupantes, sobre todo para quienes las utilizan en contra de alguien o para quienes desgraciadamente forman parte de ellas. Porque a decir verdad, y según observo en algunos de los lugares que indican como nadie como está el panorama general, crisis hay pero no nos cortamos un pelo, ni escatimamos en gastos en los bares, en las tiendas y en el supermercado, por ejemplo.

Parece obvio que la consecuencia más traumática y quizás más dura de las que se derivan de esta crisis económica es sin duda el empleo, especialmente porque se toca la sensibilidad de las personas (una persona en paro vive angustiada y realmente preocupada, especialmente si no cobra subsidio y tiene una familia a su cargo) que ven como los precios suben y sus recursos no les permiten hacer frente a los gastos que surgen en el día a día. En este contexto no caben mayores acciones que las de tomar el toro por los cuernos y comenzar a aplicar medidas excepcionales o de extrema urgencia, algo en lo que un gobierno de izquierdas debe ser consecuente y práctico. No bastan las palabras y los compromisos verbales. El ciudadano de a pie, el más débil, el que realmente está sufriendo o va a sufrir el golpetazo de la crisis, necesita del consuelo y de la intervención publica, más allá de ruedas de prensa, fotos de prensa o gestos. Necesita de acciones, de hechos y de realidades que minoricen su situación, le infrinjan ánimo y esperanza, y le den la confianza necesaria para mantener vivo la ilusión, por ejemplo de buscar y encontrar un empleo.

Medidas como la congelación de sueldos y remuneraciones, u otras medidas digamos de carácter público son importantes, pero entiendo que no son suficientes para luchar contra el empleo, contra este terrible vendaval de retroceso global que nos invade y cuya salida en mi opinión pasa por apoyar la generación de empleo privado, siendo menos exigentes con las empresas en algunas cuestiones, incentivándolas y sobre todo, reorientándolas como es el caso de las relacionadas con el sector de las inmobiliarias y de la construcción. No es fácil, fundamentalmente porque existe una estrecha relación, un efecto dominó entre los diferentes elementos que desencadenan el desempleo. A pesar de todo, espero y deseo que desde las diferentes administraciones de las que dependemos (incluida la local) comiencen a pensar en el empleo como el mejor y más necesario "servicio" y el bien más preciado que necesita un ciudadano, especialmente con escasos recursos y formación.

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