Campando a sus anchas

Parece ser que la libertad le sienta bien a el último preso de ETA liberado. Sí, a ese que se puso de huelga de hambre y que imagino que la habrá dejado, cuando ha vuelto a casa, a ese lugar que bien merecería perder para recompensar a sus víctimas.Estos días parece que está recorriéndose medio mundo, en teoría para pasar desapercibido entre la gente, pues se ha convertido en uno de los rostros más populares de la vida pública española, y hasta eso es lamentable.

Este individuo no es de fiar, y por ello, espero que quienes tienen que hacerlo, le mantengan atado en corto, pues no me extraña que esté organizando alguna de las suyas, o que aproveche estas salidas de nuestro país para reencontrarse con algún viejo amigo, de andadas o de la organización a la que siempre perteneció. Parece ser que ahora descansa -debe estar muy fatigado con el ajetreo de la cárcel- en algún país suramericano o en Irlanda (según diversas fuentes mediáticas), a buen seguro donde se refugia algún que otro aberzale, o quien sabe, si es allí desde dónde mueven ficha estos indecentes.

Condenado a más de 3.000 años por 25 asesinatos y a otros tres por un delito de amenazas, este ya "personaje público" sólo ha pasado 21 años en prisión gracias a las redenciones por realizar estudios universitarios. No obstante, la Justicia ha abierto ahora una investigación al ex preso etarra por un posible delito de enaltecimiento del terrorismo a través de una carta que leyó en su nombre una mujer durante el homenaje que se le rindió el pasado sábado en San Sebastián tras su excarcelación. En cualquier caso, parece que a pesar de la existencia del indicio, sigue campando a sus anchas por el mundo, disfrutando de su nueva vida, que espero no le dure mucho, porque sin duda eso sería sinónimo de justicia y de que el estado de derecho no cobija a asesinos bajo ningún paraguas, y que el único camino que tienen los que matan es pudrirse entre rejas.

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