Llega la tradicional selectividad

Desde el primer día de inicio del curso, en aquellos años COU, nos metían en la cabeza la palabra Selectividad, que era como una obsesión que nos acechaba a cada instante. Los profesores y profesoras solo parecían pensar en ella y nos animaban a tenerla presente cada día. Realmente, y después de 25 años en que me examiné de la selectividad, tengo que confesar que no es tanto como la pintan y que mucho, o casi todo, depende de la preparación que se haya tenido durante el curso académico.

Hoy comienzan los exámenes miles de chicos y chicas. Algunos para poder elegir la carrera que más les conviene (al menos a priori), otros porque ya es una tradición y otros no saben muy bien porque. El caso es que a partir de hoy, y durante tres días, se desarrollan los diferentes ejercicios, y en pocos días las calificaciones en Internet.

Recuerdo sobre todo la conferencia famosa: un señor nos leyó un texto larguísimo y después teníamos que hacer un comentario de texto. No tenía espacio para apuntar ideas y tuve que hacer uso de la mano y de la mesa. Las matemáticas y la física, pan comido, era mi fuerte, de la misma manera que la filosofía, todo era cuestión de indagar y darle rienda suelta a mi capacidad redactora. Al final, un buen resultado que me permitió estudiar aquello que había solicitado.

Lo mejor de todo, que me pasé tres días en Gijón de playa y piscina, por todo lo alto, sin tocar ni un libro y disfrutando de la amistad de algunos compañeros y compañeras, que desde entonces, no he vuelto a ver.


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