Peso específico del mundo rural extremeño
Mi presencia en esta localidad de la zona del Alagón me ha enriquecido como persona, como ruralista y sobre todo como extremeño. Nuestra región no debe dejar escapar la oportunidad que aún nos brinda la cultura, la tradición, la pureza y el saber que se cobija en los pueblos pequeños ubicados en los ámbitos más rurales, en lugares desconocidos y a veces intransitables. La Extremadura rural bien merece una dedicación profunda, en lo político que creo comienza a tenerse en cuenta, pero también en lo social. Los modelos de convivencia de nuestros pueblos –y en eso este al que me he referido me ha ilustrado profundamente- gozan aún de una buena salud en valores como la cercanía, la solidaridad, la hospitalidad, etcétera…Algo que en otros lugares se perdió hace muchos años. Ese valor añadido - el de las personas, el de la cultura, el que nos caracteriza como región y como pueblo- es al menos para mi, una de las potencialidades más interesantes con las que cuenta nuestro territorio mayoritariamente rural. Por tanto, es importante tomar conciencia sobre ello antes de planificar, diseñar y aplicar las distintas políticas regionales.
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