Privilegios a nuestro alcance


Acabo de toparme con una bandada de grullas, sobrevolando el cielo azul de Las Villuercas a su paso por Cañamero. Todo un espectáculo y una ocasión para poder escuchar el ruido que hacen cuando van en formación -al que se le llama trompeteo- sintiendo previsiblemente un brusco cambio de tiempo, o preparando ya su marcha hacia las zonas de cría, pues se trata de aves migratorias que suelen llegar a las dehesas de Extremadura con los primeros fríos y se marchan entre los meses de febrero y marzo.

Muy cerca de Guadalupe tenemos un lugar excepcional de visionado en los bosques y encinares de Logrosán y Navalvillar de Pela, en la carretera que nos lleva hasta Obando, pedanía del último municipio, y que en esta época constituye un auténtico observatorio para esta especie.

Son, algunas de las oportunidades excepcionales que nos permite el mundo rural, pues difícilmente en otros lugares más poblados y con el cielo cubierto de polución se puede disfrutar de semejante gozo. Constituye pues un regalo más de los que la naturaleza nos ofrece, quizá porque aún somos generosos y responsables con ella, al menos en términos generales, lo que espero algún día pueda servir para mantener intactas las estructuras rurales, su población y generar de algún modo los ingresos necesarios para hacer este medio sostenible.


Espero que los efectos del cambio climático y otras degradaciones de nuestro planeta, nos permitan disfrutar de su compañía mucho tiempo, a los que estamos y a los que estarán.


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