Cara a cara José Luis y Mariano

Antes de leer ningún medio de comunicación o de ver los resultados obtenidos por las múltiples encuestas que a buen seguro llenan las páginas de los periódicos de hoy, quisiera emitir mi propia crónica del debate que ayer nos regaló la democracia, después de quince años de privacidad, por unos u otros motivos.

Para empezar tengo que felicitar a Netoratón por su iniciativa de organizar un debate alternativo, donde hubo gente de todo tipo, muchos extremeños por cierto, y un nivel de participación adecuado. Estuve a dos bandas, por un lado con el Pc y por el otro, viendo y oyendo el debate en Cuatro, seducido quizá por Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que ejerció de contertulio en el programa de Iñaki.

En primer lugar tengo que decir que no hubo nada nuevo, en lo referente a argumentos y a comportamientos. Zapatero hablaba más sosegado y tranquilo que Rajoy -quizá en exceso- y este último atacaba al cuello cada vez que se le daba la oportunidad. En los debates, y esto lo sabe muy bien mi amigo Carlos, impulsor en Extremadura del Club de Debate Universitario, es importante todo, desde los argumentos, el lenguaje no verbal, la posición, los gestos y sobre todo el inicio y el final: el inicio porque en función de él seduces o enganchas a la audiencia, y el final porque es lo que suele quedar a quien no ha tenido suficientes argumentos para opinar o para decantarse en una u otra línea. En este sentido Zapatero gana por goleada: Mira a la cámara y está más tranquilo, lee menos y eso nos ofrece seguridad, y mantiene el tono de la conversación en todo momento, algo que a buen seguro le indicaron de manera especial sus asesores.

Respecto a los asuntos tratados, nada nuevo, salvo que nunca Rajoy a tenido la oportunidad de decirle a Zapatero todo lo que le dijo en una distancia tan corta y ante tantos testigos. Lo venía y lo repite en cada mitin, en cada declaración y ayer no podría permitirse el lujo de defraudar a sus seguidores. Zapatero ganó en economía, en el diseño de gráficos, en imagen , en defender las medidas sociales -muy importantes- realizadas en la legislatura, aunque creó que se equivoco un poco en volver al pasado de Aznar y a asuntos que la sociedad española, francamente ha dado por zanjados. En algún momento no controló la indignación y le llevó a interrumpir a Rajoy, algo que este no hizo hasta al final, igualándose por tanto ambos contertulios. A Rajoy lo vi inquieto, cobarde (agachaba la cara cuando le miraba Zapatero), deseoso de terminar pronto y con unos objetivos muy marcados (llamarle mentiroso a Zapatero, hablar de terrorismo y de inmigración).

Al final el cuento de la niña de Rajoy contrastaba con la cara que ponía cuando lo relataba.Parecía que quería encantar a la audiencia o quizá dirigirse a los más pequeños, cuyo voto me parece que no cuenta, después de haber lanzado algunos mensajes xenófobos o claramente situados a la derecha más radical. Eso se llama falta de cohesión y credibilidad en el discurso.

En Resumen, creo que con este debate los que apoyan a Zapatero lo seguirán haciendo y quienes lo hacen con Rajoy también, siendo el resultado final -a mi modo de ver- una victoria por muy poco de Zapatero, quien deberá profundizar más en el próximo cara a cara en asuntos sociales, y sobre todo deberá enseñar los dientes y sacar el carácter que todas las personas tenemos. A Rajoy supongo que por mucho que le digan le seguirá acusando de mentiroso o a lo mejor nos sorprende y nos explica que ya sabe lo que es un bono-bus.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
A los indecisos ninguno de ellos les habrá convencido.

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