Un mundo de dramáticos contrastes

Mientras en el Norte nos preparamos para celebrar la llegada de Papá Noel o de los Reyes Magos, para aprovechar unos días para el reencuentro con nuestra familia, alguna que otra comilona o borrachera, y a desembolsar algunos cuantos de euros de más, en algún lado del Sur algunos preparan el viaje de su vida, a bordo de algún cayuco y rumbo al paraíso terrenal. A lo peor, como ha sido el caso de algunas de las personas que últimamente llegan en oleada a las costas españolas, no regresan y es posible que, nunca jamás, nadie les lleve flores a un cementerio ni siquiera lloren su muerte. Ese es el mundo que nos toca vivir, ese es el drama de los "sin papeles" que siguen llegando a nuestras costas y los grandes olvidados de los que solo hablamos cuando nos interesa, cuando toca hablar de solidaridad o cuando la noticia vende alguna exclusiva.

Estamos en precampaña electoral, se habla mucho de ayudas para la vivienda, de medidas para incrementar la natalidad, de promesas para modificar el impuesto sobre la renta, de mejorar la sanidad...pero desgraciadamente aún no he escuchado hablar de qué medidas se van a poner en marcha para acabar con este problema, especialmente para comunidades autónomas como Canarias, donde no paran de llegar personas necesitadas, víctimas del desequilibrio entre el norte y el sur, de mafias incontroladas y de otros aspectos dramáticos que ni siquiera conocemos. Estoy harto de escuchar en muchos foros políticos, especialmente en comunidades con poca población como Extremadura, que necesitamos gente, que tenemos que incrementar nuestra población, y sin embargo hay algo que no cuadra. Las personas pierden la vida, se la juegan por encontrar una nueva vida, se lanzan a una aventura "a la deriva" buscando la oportunidad de su vida, huyendo del horror, de la intolerancia y de la pobreza, en muchos casos de la persecución y del chantaje, y cuando llegan, no se nos ocurre otra cosa que deportarlos, devolverlos al sufrimiento y vuelta a empezar. Con un poco de suerte y si no tienen edad suficiente permanecerán algún tiempo más en un centro de acogida, algunos de ellos como los ubicados en Castilla y León, cerrados por vacaciones.

Nuestro mundo se tambalea, tanto que llegará un momento que si no se equilibra, no volverá a levantar cabeza, al menos de la misma manera y en las mismas condiciones. Pero no pasa nada, también el calentamiento global del planeta está generando graves consecuencias y parece que hay quien aún se empeña en negar lo evidente.

¡Qué Dios nos pille confesados!

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