Kiko Monterroso, un hombre de aldea

Ya he hablado en varias ocasiones sobre un pueblo llamado Aldeacentenera donde puedo presumir de tener algunos amigos y amigas, y donde nadie se siente forastero. Existe un personaje interesante, peculiar, buena gente y con una experiencia política impresionante. Este es Kiko Monterroso, alcalde del pueblo, que ha sido motivo de un artículo del periodista Félix Pinero, con el que compartí algún periodo en el diario Extremadura.

Os reproduzco el artículo, porque creo que Kiko no es cualquiera y así también lo conocéis un poco más.

...En estos días alegres, tristes, vívidos, de la Extremadura rural, memoro a un alcalde de pueblo y su aldea. Frisa este hombre casi el medio siglo de vida, la mitad de la cual ha dedicado a sus paisanos, en el servicio público.

Apenas la mocedad ida, la madurez lograda, fue alcalde de su pueblo a los 24 años. Otros veinticuatro largos lleva ya como regidor de su aldea. Alcanzará casi la treintena hasta agotar su mandato de mayo, el séptimo con mayoría absoluta desde 1983. No recibió esta entrega en los papeles más que una línea en cada victoria y, junto a su nombre, el de su aldea, y quizás otras palabras: "el incombustible".

Ha honrado este hombre, y la vida de este hombre, a su pueblo. Había perdido ese pueblo la mitad y media de su habitantes antes de que él naciera: de 2.500 hasta solo 1.000, cuando a él le entregaron su bastón de mando. Y qué hacer por esa aldea, 10.800 hectáreas de término, unas 7.000 de encinar, con ganadería extensiva, pobre pueblo, pero tierra hermosa y centenera, de trigales en flor y matanzas decembrinas como despensa, a la espera...

Lo primero, el consultorio médico; después, el agua, la plaza, las piscinas para el secano rabioso. Y en la plaza, una fuente, para memoria del gran maestro, Pablo Naranjo Porras, y un lápiz y un libro sobre ella con las palabras Tierra y Libertad, la fuente de Gallo y de Martín. Para pasear, el pueblo todo: las calles Constitución, como la plaza, y Libertad, Barrio Arriba, Barrio Abajo, de juegos de niño; un boletín, una revista, noticieros de aldea; viajes a Mérida y Cáceres, el día todo con el presente y con el devenir de su pueblo, para su mejor futuro.

Estudió este alcalde Medicina y Geografía e Historia y abrió su pueblo al mundo. Fundó la agrupación local del partido, la de Juventudes, el sindicato, las mancomunidades de aguas y telecomunicaciones, una fundación para la adopción internacional, y una oenegé, que preside. Desde 1992, ha llevado a cabo este organización 138 proyectos de cooperación en Hispanoamérica, África y Europa... La honra, mucha; el cielo, abierto; las amistades, todas, en el Jardín y la Galería de los Afectos, hasta la casa de sus padres, por donde anda su alma.

Apenas alcalde de su pueblo, y además, diputado provincial y asesor de un consejero. No otra carga más que las que voluntariamente buscare y las que se impuso para servir a su tierra. No esperare este hombre reconocimiento alguno, aunque los hubiere largos en medallas, sino la gratitud de su pueblo y el reconocimiento de su partido. Pues qué otra honra más le cabe que universalizar a su aldea, ponerla en el mapa y la historia, vestirla para la modernidad entre los trigales de sus pardales de niñez y los rebaños de pastoreo...

Ángel de luces para su aldea, y medio mundo, Y constante aún, cumpliendo su voluntad postrera, En la memoria, un océano que les une y su figura ahí, fidelísima, al pie de su único destino: el primero, la tierra; otros hombres, otras tierras, sus amigos...

Para escribir aquí su nombre y el de su pueblo, para más memoria: Juan Francisco Monterroso Rubio, alcalde de Aldeacentenera (Cáceres), por quien Extremadura es cada día más Extremadura y más España, en la Navidad universal de una tierra sin confines...

Hasta que otro rastro de tu ser no quede
Más que la memoria que de ti conserven
Los que te amaron.

Quico, príncipe de Aldeacentenera,
Huésped ilustre de La Habana,
Señor de la solidaridad humana,
Regidor de tierras de montanera.

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