La alternativa de las energías limpias

Ante tanta contaminación ambiental y tanta alarma despertada por el cambio climático y sus efectos sobre el futuro de la humanidad, no cabe duda de que las energías renovables se han convertido en una importante alternativa para construir el destino de nuestro planeta, y algo de relevancia deben de tener pues las grandes empresas y multinacionales de la energía han comenzado a posicionarse ante lo que comienza a ser un proceso de cambio, sobre el que no existe demasiada información, especialmente sobre las consecuencias o efectos que estas energías, ahora en boga, puedan generar sobre el medio, sobre las personas o sobre la economía globalizada que nos mueve a su capricho.

Las comunidades rurales desorientadas, insertas en procesos de despoblamiento y escasez de iniciativa, sometidas e iluminadas hacia nuevas expectativas de futuro, en ocasiones no advierten algunos aspectos importantes que se han de tener en cuenta y que comprometen seriamente nuestra identidad y nuestro compromiso generacional de entregar el medio a nuestros descendientes en las mismas condiciones en las que lo hemos heredado, que nuestra riqueza se basa precisamente en esa peculiar forma de vida, que aprovecha los recursos que nos brinda el entorno y que ese ha de ser el motor que nos mueva hacia el futuro y que conserve en cierto modo nuestro bienestar.

Las energías alternativas, dimensionadas adecuadamente, son excelentes para el abastecimiento de pequeños núcleos rurales, especialmente en el ámbito familiar. Sin embargo no caigamos en la tentación de renunciar a ciertas cosas, simplemente por no implicarnos o por no asumir compromisos, por dejarnos embaucar en procesos de metamorfosis demasiado complejos y claramente interesados, donde la madre economía pesa más que ninguna otra cosa. Por ello, desde el mundo rural hemos de reflexionar sobre cómo podemos actuar de manera sustentable, sin depender en la medida de lo posible de fuerzas externas que nos muevan a su conveniencia y antojo.

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