Las ventajas del trabajo en agosto

¡Da gusto trabajar en el mes de agosto! Parece que todo se ralentiza, la frecuencia de las llamadas de teléfono se reducen considerablemente, los días del registro de entradas y salidas se sitúan a una distancia mayor y lo mejor de todo, uno trabaja con un alto nivel de concentración, más eficacia y mayor eficiencia, pues el grado de estrés al que está sometido en condiciones normales parece desaparecer y la vida se torna más sosegada. Vamos que podríamos decir que se trata de unas “vacaciones laborales” dentro de lo que supone la rutina en las tareas profesionales, y sin que esta opinión tan particular pueda parecer un canto al trabajo contra el descanso obligatorio que nos otorga el estatuto de los trabajadores, ni suponga –nada más lejos de la realidad- un escaqueo de responsabilidades y de obligaciones.

A veces me da por pensar en la suerte que tienen los que estén disfrutando de unas vacaciones en la playa, en la montaña o en un rincón de ensueño, sin acordarse de los papeles, de los proyectos y de si existen clientes o personas a las que atender o recibir. Sin embargo, también reflexiono sobre la oportunidad que esta "tranquilidad" de agosto me ofrece para sacar adelante tales o cuales ideas, profundizar más en algunas cuestiones interesantes o determinantes para el ejercicio de mi profesión, o simplemente para desenvolver mis ocupaciones con más libertad creativa, lo que a la larga será beneficioso para todos, especialmente para el futuro de la empresa.

Resulta evidente que no todos los efectivos de una empresa pueden disfrutar del periodo vacacional a la vez, al menos cuando trabajas cara a la gente y una puerta cerrada puede suponer una imagen nada favorable para los objetivos de la misma. Se trata pues de conjugar los intereses personales con la estrategia empresarial y que al final todos estemos contentos. Yo al menos lo estoy, y qué mejor manera para ser feliz que viviendo con optimismo y buen rollo este periodo estival y además escribir sobre ello.


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