Una jornada con los scouts


Con demasiada frecuencia solemos comentar u opinar -quizá por desconocimiento- sobre el comportamiento o el papel de los jóvenes y adolescentes en la sociedad actual, sin que tengamos realmente la oportunidad de profundizar en ello desde la experiencia y desde el contacto directo que supone convivir con ellos, por ejemplo una jornada en un campamento de verano. Esa ha sido la vivencia que he tenido el gusto de compartir y de disfrutar hace unos días con el grupo de scouts “Sant Yago” de Cáceres, quiénes me han enseñado que la juventud tiene mucho que aportar y mucho que enseñar a quiénes por edad, nos situamos por delante en el posicionamiento generacional, y sobre todo existen unos valores profundos relacionados con la amistad, el compromiso con los demás, la responsabilidad individual y colectiva, en cuya inculcación todos tenemos mucho que hacer y comprometer.

Los jóvenes de hoy y de siempre, actúan en base a lo que nosotros les enseñamos con nuestro testimonio, inicialmente en su etapa infantil en el seno de la familia y en la escuela, y posteriormente en los centros de enseñanza y también en el acompañamiento que nosotros estemos dispuestos a ofrecerles, desde el punto de vista de la educación y el intercambio de conocimientos de amplia gama. En este sentido me preocupa el excesivo protagonismo que los padres queremos asumir en la búsqueda de alternativas para la realización personal, el bienestar social y el estatus que deseamos para nuestros hijos, a veces egoístamente impuesto, lo que entiendo afecta de manera drástica a la relación paterno-filial, con consecuencias que derivan en cierto distanciamiento y pérdida de valores básicos de la familia. Con demasiada frecuencia, solemos relegar a un segundo plano la responsabilidad para con nuestros hijos, otorgándole mayor peso a otros aspectos de índole material, que provocan estrangulamientos en la relación afectiva toda una serie de situaciones cuya responsabilidad es exclusivamente nuestra.

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