Esperpéntico e indignante acontecimiento

Desde este espacio de reflexión, reivindicación, opinión, discrepancia o en algunos casos, repulsa y condena, quiero sumarme a la indignación del cuerpo de la Guardia Civil, principales víctimas del terrorista más popular de los últimos tiempos, cuyo nombre he decidido omitir en este espacio para siempre, y que ha tenido que ser escoltado estos días por ellos mismos, hacia su destino en el país Vasco. Estos días, todo el país, o al menos quienes creemos y defendemos, a capa y espada, la democracia y el estado de derecho, nos sentimos muy decepcionados o quizá sentimos repugnancia por los hechos que se están produciendo, pero también somos conscientes que debemos actuar y ser consecuentes con lo que nuestras leyes regulan, aunque a veces no nos guste y nos sintamos como verdaderos gilipollas cuando se nos muestran algunas imágenes y se nos informa de algunos acontecimientos, especialmente que se están empleando recursos públicos para dar cobertura a un criminal.

Entiendo que se pueda culpar de todo ello al gobierno, pero discrepo en que esto sea así, pues no hay nada más decepcionante y desilusionante que, hace unos días se ordene con éxito la desarticulación del Comando Vizcaya, y que por otro lado, y sin que se pueda hacer mucho, salga a la calle un terrorista de los más sanguinarios. Y para colmo que encima tengamos que custodiarle con dinero público.

Estamos a tiempo de rectificar, la democracia y sus mecanismos nos permiten cambiar aquello que se ha quedado obsoleto y que necesita de reforma. Las leyes que amparan este tipo de sucesos deleznables e indignantes, han de ser revisadas para que nunca más, vuelva a producirse semejante esperpento, y en eso, todos los partidos políticos deben ponerse a trabajar después de las vacaciones.

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