Apoyo al cooperativismo agrario

Que la organización y la alianza del sector cooperativo en Extremadura es una necesidad, estamos todos de acuerdo. Que es necesario que todas las cooperativas agrarias aúnen esfuerzos y se planteen fórmulas de fusión -que contribuyan a mejorar la gestión, comercialización y el posicionamiento en los mercados- también lo suscribimos, al menos quienes conocemos de primera mano dónde están los escollos y dónde el potencial que tienen estas empresas. El proyecto de cooperativa única que anunciase Ibarra en la anterior legislatura no era tarea fácil, y eso lo sabían quienes en otras épocas lo intentaron sin éxito. De ahí, que tras algún tiempo de valoraciones y de tomarle el pulso al sector se haya optado –en mi opinión con acierto- por una fórmula mucho más innovadora y práctica, la creación de una empresa comercializadora que vele por situar nuestros productos en los mercados al mejor precio posible.

Se trata de un paso de gigantes, de una iniciativa que abre las puertas a la esperanza, a la oportunidad añorada por miles de agricultores y ganaderos que cada campaña se ponen en manos de intermediarios, que juegan con el precio sin importarle “un pimiento” el futuro del sector. Un interesante reto se perfila, por tanto, en el horizonte del cooperativismo en Extremadura: el de vender de manera conjunta todos los productos producidos y elaborados en nuestra región, y en cierto modo proteger la calidad y diferenciación. Para llevar a buen término ese objetivo, hay que pensar en clave regional, tener en cuenta también a aquellas zonas en las que el mundo cooperativo está menos desarrollado, donde existen estructuras “arcaicas” con respecto a lo que representa el cooperativismo moderno, innovador y de vanguardia. Por tanto, sería interesante que se aprovechase esta iniciativa para cohesionar el sector, para fortalecerlo y para lograr un desarrollo equilibrado y armónico de toda la región por igual, especialmente del mundo rural, donde se concentra la mayor parte de la oferta.