Los combustibles por las nubes

Las primeras reacciones sociales a la desaceleración económica comienzan a producirse. La escalada ascendente de los precios del gasóleo ha encendido todas las alarmas, especialmente de los sectores más afectados (agrícola, pesquero y transporte), que ven como comienzan a perjudicarse sus negocios, especialmente aquellos de menor tamaño, como son los trabajadores autónomos, sin que a corto y medio plazo se vislumbren soluciones. Esto ha provocado ya importantes movimientos y manifestaciones en todo el país e incluso en Europa, lo que hace prever una segunda mitad de año calentita en el aspecto reivindicativo, y no sin justa razón, pues mientras que los precios del crudo, y por ende del gasóleo crece, los salarios se congelan.

Según se recoge en toda la prensa nacional hoy, viernes, las asociaciones de transportistas minoritarias y los camioneros catalanes y valencianos se han adelantado a la huelga indefinida convocada a partir del próximo lunes por la Federación Nacional de Asociaciones de Transportistas de España (Fenadismer) -la segunda patronal del sector con una representación del 18%-, para exigir medidas al Gobierno contra el encarecimiento de los combustibles.

La subida del gasóleo comenzará también a notarse en poco tiempo en el mayor uso de los transportes públicos, lo que hará honor al dicho de que "no hay mal que por bien no venga", y si con ello se fomenta el uso colectivo de transportes, se reducen las emisiones de CO2 y todo eso, pues algo se estará logrando. El propio Ministro de Industria, Miguel Sebastián, ya ha dado los primeros pasos en este sentido, yendo a su despacho en metro. Otra cosa, es que no se ayude desde lo público a las empresas de transportes (tierra, mar y aire) y eso encarezca en exceso también los billetes, o surjan alianzas como las de las compañías de vuelos, denunciadas ya por las asociaciones de consumidores, y con ello se agrave una crisis que no ha hecho sino comenzar.

Esperemos también que la cumbre de hoy en Madrid sirva de algo.