Ciudadanos en la sociedad 2.0


Algo está cambiando, cada vez a mayor velocidad, en las relaciones entre los gobiernos y la ciudadanía, que está generando una revolución social y tecnológica hasta ahora impensable. Lo decía recientemente en una charla uno de los blogueros más prolíficos y carismáticos del panorama nacional, Cesar Calderón, extremeño afincado en Madrid, refiriéndose a los nuevos canales de comunicación que comienzan a surgir con las redes sociales y la participación ciudadana masiva en ellos. Se refería a ello también Juan Carlos Rodríguez Ibarra en el acto en el que le hicieron entrega de la medalla de Extremadura, refiriéndose a Twitter o a Facebook como una de redes sociales más vanguardistas en la actualidad. Un nuevo concepto nace y comienza a dar sus primeros pasos, el de ciudadano 2.0, que se refiere a ese individuo ubicado en cualquier lugar del mundo que es capaz de mantener una estrecha comunicación con quienes tienen la responsabilidad última de su gobierno, de tomar las decisiones que le afectan en cualquier ámbito. Todo ello, sin pasar por esos intermediarios, llameémosles tradicionales, que siempre necesitaba para que ejerciesen su labor de interlocución o de mediación a la hora de defender sus intereses y que arropados bajo el paraguas de la denominada sociedad civil, aún mantienen estructuras muy estables como puedan ser los sindicatos.

Surge por tanto, una nueva concepción de organización social, la sociedad 2.0, que se estructura en torno a las redes sociales y que interactúa libremente, compartiendo conocimiento, inquietudes y organizándose de un modo global ante circunstancias particulares y ante situaciones concretas. Esto, aunque pueda sonar a chino, y quien escribe sobre ello pueda ser tachado de geek, es una realidad tangible y más que contrastada que se abre camino a pasos agigantados y que ya comienza a estar presente en entornos en los que se hace necesaria una interacción directa con la ciudadanía como es la política, pero también en el mundo empresarial.

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