Reforma de la Ley de Libertad Religiosa

Parece que el gobierno de Zapatero ha comenzado a remover de nuevo el asunto de la laicidad en España, cosa que no comparto obviamente, pero que respeto. Ahora bien, según hemos podido conocer estos días por las declaraciones que al respecto se han hecho por María Teresa Fernández de la Vega y los avances que en torno a ellas han vertido los diferentes medios de comunicación, se trata de equiparar en derechos y obligaciones a todas las confesiones religiosas que existen en nuestro país.

Como cristiano y como socialista me siento un poco perdido, especialmente porque no sé a dónde se quiere ir a parar con esta nueva ley, y si algo tiene que ver con otra ley que se impulsó en Cataluña al respecto y que pretendía que las iglesias y otros centros religiosos dispongan de licencias de apertura y otra serie de requisitos surrealistas, que espero y deseo no sean maniobras políticas que no conduzcan a nada. No creo yo tampoco, que se le deba dar la misma importancia a unas religiones que a otras, especialmente cuando parte de nuestra cultura y tradiciones tienen mucho que ver con el catolicismo y están muy lejos del budaismo, el judaismo u otras.

Me temo que el gobierno y las personas que están cerca, asesorando sobre la puesta en marcha de esta reforma, no han calibrado lo suficiente esta medida y han lanzado a los cuatro vientos su puesta en marcha, sin conocer a fondo el impacto que pueda tener y lo conflictivo del asunto. Si hay que revisar las relaciones entre la iglesia y el estado, hágase, es más creo que después de 30 años de vigor de la actual ley es algo necesario. Ahora bien, lque se haga de la mejor manera para que se beneficien todos, pero no hagamos de esto un conflicto social, y una cruzada de serias consecuencias, sin antes analizar en profundidad el fondo de la cuestión, solicitando la participación de todas las partes y logrando un acuerdo en este sentido.

En mi opinión y en la de otra gente esto parece obedecer a una maniobra de desvío de atención de lo que realmente se está cociendo ahora, que es resolver de la mejor manera posible lo que ya es inevitable y patente, la crisis económica y la desaceleración económica. Por lo demás, me gustaría que antes de dar ningún paso y ante posibles equivocaciones, negativas para los intereses del gobierno y de la sociedad en general, se realicen cuantas consultas y se inicien procesos de concertación y diálogo con todas las partes, también con la ciudadanía, para la que en buena parte estos asuntos, a pesar de formar parte de lo privado e íntimo, tienen un peso importante en su vida. La cuestión por tanto, requiere de una maduración profunda y no de decisiones precipitadas que puedan desvirtuar el asunto.

Yo simplemente, pediría cautela ante este asunto, de la misma manera que en la campaña electoral se tuvo, porque son temas tremendamente controvertidos y de gran calado, pese a que algunos dirigentes de mi partido se empeñen en darle más importancia de lo que realmente tiene.

Yo, en este asunto discrepo en buena parte en el fondo, que no en la forma, y no seré yo precisamente de los que diga "sí, wuana", ante cuestiones con las que no comulgo, esperando al menos respeto de quienes no opinen lo mismo.

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